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arthropoda

El término incluye a animales invertebrados dotados de un esqueleto externo y apéndices articulados, entre otros, insectos, arácnidos, crustáceos y miriápodos.

Hay más de 1 200 000 especies descritas, en su mayoría insectos (un millón),1 2 que representan al menos el 80% de todas las especies animales conocidas.3 Varios grupos de artrópodos están perfectamente adaptados a la vida en el aire, igual que los vertebrados amniotas, a diferencia de todos los demás filos de animales, que son acuáticos o requieren ambientes húmedos. Su anatomía, su fisiología y su comportamiento revelan un diseño simple pero admirablemente eficaz.

El exoesqueleto está estructurado en las siguientes capas:

  • Epicutícula. Muy delgada, estratificada a su vez y con propiedades hidrófobas que le confieren una función impermeabilizante. Está compuesta de proteínas y sustancias lipídicas tales como ceras. Donde es más delgada se facilita el intercambio de sustancias, por ejemplo la transpiración.
  • Procutícula. Es la parte principal y más gruesa de la cutícula. Está formada a su vez por dos capas:

    Exocutícula. Esta parte es la de espesor más desigual y la más rígida. Su dureza deriva de la presencia de compuestos fenólicos que enlazan a los otros polímeros. Abunda en los escleritos y es más delgada o está ausente en las zonas de articulación.

    Endocutícula. Gruesa pero a la vez flexible y de espesor más uniforme que la exocutícula.

 

La cutícula aparece muy frecuentemente cubierta de quetas (pelos) de diversa función, incluida la sensorial táctil.

La coloración de los artrópodos suele depender de la cutícula. En la procutícula se depositan pigmentos coloreados o cristales deguanina. La epicutícula puede presentar estriaciones finas que producen colores físicos (no químicos), como la apariencia metálica o irisada de muchos insectos.

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